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Viaje a Famaillá, Provincia de Tucumán

04:05 Sanchito con un par de bebidas encima ya ebrio desde la tarde pasa a buscar a Iván (Bubu). Luego emprendieron el camino a la terminal. El colectivo salía 4:40 pm hacia la provincia de Tucumán.

Ya en la terminal comenzaron a ocurrir hechos que hacían dudar de la suerte de los pibes en el viaje. Sentados, y esperando, llegó una linda señorita y se sentó al lado del sr Bubu y empezó a delirar, a tirar cosas sin sentido. “Yo no duermo porque pierdo tiempo de mi vida”, decía, al tiempo que agregaba: “trato de no soñar porque después las cosas no las puedo hacer”. Sanchito, malvado como siempre, daba vuelta la cara y se reía de la enorme seriedad de Iván. Al rato, se escuchó: “también yo fumo marihuana en el boliche”(jeje). Luego de delirar por un rato más la señorita se levantó del lugar, porque ya que debía abordar el colectivo que la llevaría a su destino, Retiro. Antes de irse tiró su última frase consagratoria: “Bueno chicos, una ultima cosa les quiero decir. Entre los dos hacen un complemento perfecto”. Era como si Sanchito fuera Brad Pitt e Iván Densel Washington.

Llego la hora de subir al colectivo y a los albos les tocaba al fondo, arriba. Rápidamente se acomodaron y de repente ups! Había una parejita intentando tener sexo en diagonal a ellos y… (aquí el relato se entrecortó, llegando a la redacción sólo onomatopeyas y ruidos extraños parecidos a quejidos o gemidos, sinceramente el redactor desconoce cómo continuó realmente la historia. Algunas versiones indican que el par de albos se prendieron en la supuesta “fiestita” aunque estos son sólo trascendidos).

Ya en viaje, los muchachos se percataron que en el fondo, donde ellos estaban, se “llovía a baldazos”, según propias palabras de los protagonistas. Esto, debido a que se había roto el aire acondicionado.

12:00 del mediodía. Ya pasando Frías el colectivo no pudo seguir destino. Se rompió. Ante la desesperación de no llegar al partido los muchachos dijeron: “Y hagamos dedo a Tucumán…”. Faltaban algo así como 200 km, parecía algo imposible. Pero…. A Sanchito se le ocurrió decirle a un policía, que estaba en la ruta al pedo, que eran jugadores de futbol y que no iban a llegar al partido. “Yo –relata Sanchito- era van bastel y el ivan queco cabezas”. Primer móvil que pasó frenó y allá fueron nuestros valientes. Una señora grande y un señor, muy amables ambos, preguntaron: “chicos donde juegan”. Al tiempor que Sanchito respondió: “Noooooo somos hinchas nomás jajaja”.

Muy cordialmente la familia los llevó hasta la puerta de la terminal de Tucumán. Bajaron allí y fueron directo a sacar el pasaje para Famaillá. Según nuestros valientes aventureros, comieron un pancho “a precio dólar”.

Ya en el colectivo vieron como subió al colectivo el joven Facundo, un individuo muy particular que en su cara tenia la esfera del dragón (coca). “Hoy ganamos muchachos”, dijo al tiempo que destapó una cerveza en el colectivo. El Iván miró a Sanchito y le dijo: “se te pegan a vos eh”. Sanchito charlaba “muy contento con facundo”, según sus propias palabras, mientras Iván se hacia el dormido.

Al fin, llegaron a la puerta del pueblo, Facundo encaró como para comprar otra cerveza, pero antes lo miro fijo al Iván y le preguntó: “¿Chango porque estas tan enojado y serio?”. Imagínenlo a Sanchito, se agarraba la panza para reírse.

Esperando el taxi que los llevaría a la cancha se le acercó al Iván un señor muy particular y así, sin conocerlo ni nada comenzó a decirle que él no conocía los valles calchaquíes. Pobre ebrio no se había dado cuenta que Iván era mudo. “Yo –relata sanchito- me hice a un lado y me empeze a cagar de risa jajaja”.

Llegaron a la cancha, copetiados como siempre, ingresaron, vieron el partido y luego se dirigieron hacia la terminal de Tucumán. Facundo propuso tomar una birra en uno de esos piringundines que allá abundan. Y así, entre cerveza y cereza, Sanchito que era “codiciado por la moza que le tiraba beso y lo queria Violar” (aclaración del redactor: esto último tomarlo con pinzas, ya que fue relatado por el propio Sanchito, que tenía muchas cervezas encima, otros testimonios aseguran que no era una moza sino un mozo), y el Iván que discutía de política, se pasaron las dos horas que había que esperar.

Así fue el viaje de nuestros valientes aventureros, una historia linda para recordar. Sólo a Sanchito y al Iván les puede pasar algo así. Hasta la próxima.